La trazada de la curva

No sabría explicarte cómo ir a esta playa. Ésta no es la playa de mi infancia, adolescencia y juventud; ésta es una playa que conocí más tarde, ya casi a punto de casarme, y por ese mismo motivo. Es, por tanto, la playa de otras familias, de otras personas que hoy siguen llamando a los sitios (terrazas, tiendas, restaurantes, …) por los nombres que tenían cuando ellos los conocieron.

A esta playa hay que ir en coche. Se puede ir andando, pero resulta un poco lejos. Y yo no sé explicarte el camino, pero sé que al final siempre hago el mismo y que llego sin problemas. Las calles, los cruces, los solares y las señales de tráfico de este lugar están desordenados, a medio hacer en algunos casos.

Me gustaría explicarte dónde se se encuentra esa curva a la que aún no tengo tomada la medida. Está en una zona en la que pareces haber salido de la zona urbanizada del pueblo: durante unos cientos de metros la carretera sin arcén discurre entre casas aisladas, pequeños huertos, supongo que con naranjos, olivos o azahar, y algún chalet con piscina, obra de los buenos tiempos en Levante.

La curva que te digo es más cerrada de lo que parece, va de izquierda a derecha. Llegas en tercera, pero para mantener la marcha debería acelerar; suelo bajar hasta segunda, pero aun así me resulta brusco cerrarme y siempre me salgo un poco hacia el eje de la carretera. Enseguida rectifico y tomo la siguiente curva a izquierdas.

Sólo puedo intentar hacer bien esa trazada una vez al día, y muy pocas veces en los últimos años he acabado satisfecho de la maniobra.

Tal vez sea la dificultad de acomodarme al camino establecido; tal vez simple torpeza.

Luego, enseguida llego hasta las escaleras de la playa y todos se bajan allí. Entonces llega mi momento, el de aparcar. En función de las fechas en que vengamos, o de la hora de salir de casa, resulta más o menos sencillo y cercano.

Casi siempre hago el mismo recorrido, sin prisa; alguna vez tengo la suerte de tardar en encontrar sitio y así alargo mi tiempo libre: pongo alguna canción que me gusta, hago repasos o planes mentales o me dedico a pensamientos íntimos que, por tanto, no puedo contar.