Antes de que de inventaran las aplicaciones de post-it digitales, incluso cuando no había aún ni santos ni menos aún libretas con santoral en las que apuntar debes y, con suerte, haberes; es más, en el tiempo anterior a que hubiera incluso junco y tinta para dejar memoria escrita, cualquiera sabía que tenía cosas pendientes (a veces placeres demorados, en ocasiones simples tribulaciones)
Cada cual lo puede representar a su manera: yo a veces imagino el espíritu de un pájaro carpintero repiqueteando levemente en la parte posterior de la cabeza, hacia donde descansa una región, casi virgen, del cerebro.
Por eso, sin necesidad de mirar el móvil sé que todavía tengo sin acabar esta tarea recopilatoria que, en el fondo, sólo a mí me importa. Tengo que desocupar, siguiendo a Oteiza, el espacio para que pueda fluir más energía. Y eso voy a hacer. Terminar la selección de Haikus que, en el fondo, son como pequeñas picaduras de insectos del amanecer de aquellos días de pandemia.
En esta ocasión les toca el turno a aquellos que tenían que ver con el paso del tiempo lento (los “relojes alterados”), la recuperación de la presencia de otros (“figuras humanas”), el redescubrimiento de los espacios cotidianos (“cuartos donde estar”) y por último, simplemente, la “vuelta a la calle”, el espacio público en el que mostramos nuestro ser privado. El epílogo es autorreferencial, sobre el simple acto de escribir.
5- Relojes alterados
(el tiempo, el implacable, el que estos días se curva y juega al escondite, las manecillas que se desordenan)
#9
En una esquina
mi reloj atrasado
pide la hora
29 de marzo
#10
La primavera
da paso a sus criaturas:
camaleones.
30 de marzo
#37
Mi despertador,
tedioso en su rutina,
grita en voz baja.
27 de abril
Ayer se borró
una hoja del calendario
sin despedirse.
1 de mayo
6.- Figuras humanas
(cuando son personas las que hacen, callan, dicen)
En la garganta
clavado un silencio,
espina de abril.
3 de abril
#22
El traje de ayer
aguarda en mi percha
para mañana.
11 de abril
7.- Cuartos donde estar
(oscuridades e iluminaciones en las diferentes estancias de cada casa)
#17
Desayuna miel
a falta de abejas
el metro zumba.
6 de abril
#28
Mi lavadora
girando sin avanzar
lleva ventaja
17 de abril
#29
En la cocina
entre sílabas y pan
cuento cebollas
18 de abril
#36
Sábanas limpias
tendidas bajo techo
columpiándose.
26 de abril
#54
La vestimenta
de los días de alarma
es armadura.
7. De vuelta a la calle
(eso que ves cuando vuelves, pensando que es a tu casa y de pronto te encuentras un paisaje nuevo, ordenado, demasiado ordenado)
#42
El mismo lugar
parece otro paisaje,
un decorado
2 de mayo
#43
Una sombrilla
y gente en las aceras
reloj en mano
3 de mayo
#48
Entre la lluvia
casas del Puerto Viejo
y el color blanco.
8 de mayo
#51
Indefinidos
los límites de el Abra
entre dos luces
11 de mayo
#59
Cruzo las calles
de destino incierto:
cuatro caminos.
19 de mayo
#61
Gaviota azul gris,
ala que roza el agua
sin despertarla.
21 de mayo
8- Haiku en sí mismo
(sobre la tarea de escribir)
#47
La línea blanca
se llena de sílabas
deletreadas.
7 de mayo
Hasta aquí la selección, el espigueo de esos extraños días tras mi ventana, ese tiempo en que todo cambió y a partir del que nada será lo mismo para nosotros, aunque todo vuelva.